En Xilxes, como en cualquier otra localidad, la política debe ser un instrumento para mejorar la sociedad, no para servir intereses personales o agendas encubiertas. La reciente instalación de los puntos violeta ha despertado opiniones encontradas, pero un punto violeta es un punto atendido por profesionales para que cuando una mujer llegue pidiendo ayuda, se coordine la ayuda psicológica, sanitaria, judicial, y se preserve su privacidad, no es una cuestión de propaganda y "buen rollismo" que, aunque bien intencionado, a veces puede carecer de la profundidad y el rigor que las decisiones políticas requieren.

Es fundamental recordar que un político, antes de tomar cualquier decisión, debe estar consciente de que será objeto del escrutinio democrático por parte de la ciudadanía y de los partidos políticos. Esta vigilancia y crítica constante es lo que mantiene sana nuestra democracia, siempre y cuando se ejerza de manera clara y transparente, sin recurrir a ataques personales o a los famosos "haters" encubiertos, de esto en Esquerra Unida Xilxes sabemos un poco por sufrirlo.
Cada decisión política tiene consecuencias reales para varios miles de personas en Xilxes. No basta con apelar a la juventud o al buenismo para no responsabilizarse; es esencial analizar y estudiar cada proyecto minuciosamente, con la responsabilidad de saber que hay muchas vidas impactadas detrás de cada resolución. La política no es solo una cuestión de valores abstractos, sino de acciones concretas que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos.

Es importante también reconocer que, en política, uno milita donde residen sus convicciones y su forma de actuar. Si alguien milita en un partido como el Partido Popular (PP), es coherente que sus alianzas, opiniones y políticas sobre cuestiones como la violencia de género, el aborto o la inmigración estén alineadas con los principios del partido. No se puede uno esconder tras una fachada de neutralidad o "buenismo" cuando las acciones y decisiones políticas van en una dirección ideológica clara.
Por ejemplo, defender la sanidad y la educación públicas y abogar por que los fondos públicos se destinen exclusivamente a los centros públicos como el de Xilxes, en lugar de a los concertados o privados, no es compatible con la política tradicional del PP, si defiendes eso desde el PP estas en la trinchera política equivocada.

En definitiva, en Xilxes y más allá, necesitamos una política valiente, honesta y transparente, que no se escude en el "buen rollismo" o en el "yo no soy como ellos". Los ciudadanos merecen líderes que tomen decisiones informadas y responsables, conscientes de su impacto, y que estén dispuestos a rendir cuentas por ellas. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde la política realmente cumpla con su propósito de servir a la sociedad, aunque unos los haremos desde el prisma del bien común o del prisma de individualismo.

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