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El dia 4 diciembre Esquerra Unida se dirigió, por escrito, al alcalde pidiendole información y copia del proyecto e información al amparo de la ley valenciana de transparencia sobre la intervención de la fuente La Unión.
La Fuente de la Unión, inaugurada en 1916, tiene un significado especial para los habitantes de Xilxes, ya que fue el único monumento civil construido con el esfuerzo colectivo de sus vecinos
En un gesto que ha generado críticas entre sectores democráticos y defensores del patrimonio histórico de Xilxes, el alcalde Ismael Minguet ha propuesto tapar la emblemática Fuente de la Unión, con una tapa de quita y pon para ocultar el monumento los días que el designe, justo cuando se aproxima el 40º aniversario de su recuperación por uno de los primeros gobiernos democráticos locales.
La Fuente de la Unión, inaugurada en 1916, tiene un significado especial para los habitantes de Xilxes, ya que fue el único monumento civil construido con el esfuerzo colectivo de sus vecinos, quienes contribuyeron económicamente y con su trabajo para garantizar el acceso al agua potable en el centro del pueblo. Sin embargo, durante la dictadura franquista, bajo la administración de un alcalde afín al régimen, la fuente fue enterrada utilizando escombros de una casa de un destacado miembro del régimen, como parte de un proyecto de remodelación que buscaba minimizar su visibilidad y relevancia.
En 1985, con el retorno de la democracia, el gobierno local liderado por una coalición de izquierdas (PCE-PSOE) desenterró y restauró la fuente, devolviéndola a su posición central en la Plaza de España. Desde entonces, la Fuente de la Unión se ha convertido en un símbolo de la historia democrática y el esfuerzo colectivo del municipio, además de ser uno de los pocos monumentos civiles en una localidad caracterizada que dentro del casco urbano todos los monumentos son religiosos, atacando que la plaza de España la presida un monumento religioso y el monumento civil.
Los planes actuales del alcalde han reabierto el debate sobre la importancia de preservar estos elementos históricos como testimonios del esfuerzo cívico y del retorno a la democracia, y los monumentos culturales no son para ocultar o visualizar al antojo de nadie. Para muchos, tapar la fuente no solo sería un retroceso, sino también una afrenta al espíritu colaborativo que marcó su creación y posterior restauración.
