
Carlos Mazón atraviesa su peor momento como president de la Generalitat Valenciana. La investigación judicial sobre la tragedia de la DANA apunta directamente a su gobierno, y su constante cambio de versión ha terminado por socavar su credibilidad. En medio de este escándalo, la decisión de Ismael Minguet de unirse a él durante las celebraciones de Xilxes no pudo ser más desacertada, asociándose a un dirigente en plena caída libre.
El principal problema para Mazón radica en su responsabilidad sobre la alerta a la población durante la DANA. La jueza de Catarroja sostiene que las muertes se hubieran podido evitar si el aviso se hubiese enviado a tiempo. Sin embargo, según el sumario, la mayoría de los fallecimientos ocurrieron antes de que la alerta fuera finalmente emitida, lo que refuerza la percepción de una mala gestión. Para intentar desvincularse de esta responsabilidad penal, Mazón ha cambiado su versión: ahora asegura que llegó al Cecopi a las 20:28 horas, cuando previamente había afirmado haber llegado a partir de las 19:00 horas. Su intento de defenderse a nivel judicial ha terminado de hundirlo políticamente.
Mientras el escándalo crece, Mazón tampoco ha encontrado refugio en la opinión pública. Durante su visita a Orihuela para defender su polémica ley educativa, se encontró con una protesta inesperada. Para agravar la situación, Isabel Díaz Ayuso intentó denunciar la "violencia salvaje" de los manifestantes, pero se descubrió que la persona que aparecía golpeando en las imágenes compartía militancia en el Partido Popular. Al día siguiente, Mazón tampoco acudió a la Crida en València, donde se escucharon gritos pidiendo su dimisión.
En este contexto, la decisión de Ismael Minguet de alinearse con Mazón resulta, cuanto menos, cuestionable. Mientras el president se encuentra bajo fuego cruzado, sumido en la polémica por la DANA y perdiendo apoyo en la calle, su presencia en Xilxes con Mazón lo asocia directamente con una figura en crisis. En lugar de fortalecer su posición política, Minguet podría haber firmado su propio desgaste al ligarse a un dirigente que cava su propia tumba política.